La brecha en la ciencia entre hombres y mujeres
empieza en el colegio
Los estereotipos y las familias influyen en las niñas en la elección de estudios, según el informe Educación en Ciencias de la Computación en España
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ABR 2016 - 18:48 CEST
Tanto niños como niñas están convencidos,
en un 88%, de que van a necesitar saber sobre programación para encontrar un
trabajo. El 90%, con mayoría de niñas, piensa que es importante aprender
ciencias de la computación. El 70%, de ambos, cree tener la inteligencia y la
capacidad de esforzarse para estudiarlas. Hasta ahí la misma percepción y, de
repente, las estadísticas femeninas se desploman. Las chicas, de entre 6 y 16 años, no se
plantean estudiar algo relacionado con las ciencias de la computación, no quieren,
ni siquiera están interesadas. Cuando se les preguntó directamente a ambos
géneros quién tenía más interés sobre esta materia, el consenso fue abrumador: son ellos los que muestran
interés. Solo un 1% pensó que sería su compañera
la interesada en la ciencia. Esa es la radiografía que se desprende del estudio Educación
en Ciencias de la Computación España de 2015,
elaborado por Google, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología
(FECYT) y everis, presentado este miércoles en Madrid.
Los números preocupan. Lo hacían antes de
la publicación del estudio, cuando ya se conocía que solo en las ingenierías
hay menos chicas que chicos (en el resto de las carreras hay mayoría de
universitarias). Pero el informe ha sido como “agitar el agua, para ponernos a
todos en movimiento”, en palabras de la secretaria de Estado Investigación,
Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. “No se puede negar, ya que hay una falta
de equidad, que las mujeres faltamos
en el mundo de las ciencias,
donde el talento es lo único que tiene verdadero valor”, ha sostenido.
El estudio ha identificado alguno de los
factores que influyen en que la brecha entre hombres y mujeres aparezca ya
desde el colegio. En primer lugar, explica que la influencia de la familia
sobre las chicas es mayor que la de los varones (69% frente a 56%). Este peso
se ve más reflejado si los padres y madres les han motivado para estudiar
ciencias de la computación. Así, las niñas que estudian esta materia lo hacen
"porque sus padres les apoyan (65%) y las que no lo estudian es porque
reciben menor apoyo de su familia que los niños (12,9% de apoyo frente al
23,9%)". Estos datos están en la misma línea que el informe de Google
"Women who choose computer science - What really
matters", de 2014, que afirmaba que el
refuerzo positivo de la familia supone un 28% del total de factores que hacen
que las mujeres se interesen por estas ciencias.
El informe va todavía un paso más allá y
sostiene que esta influencia tiene un impacto directo en las asignaturas
preferidas de las niñas. Solo un 51% de las niñas piensan que su familia las ve
capacitadas para estudiar temas relacionados con las ciencias de la
computación, frente al 75% de los niños. "Muchas de las niñas
creen que sus padres las ven menos capacitadas para estudiar
ciencias de la computación que a los chicos.
Hay que trabajar para combatir este tipo de ideas", ha
argumentado Sergio Marco del Fresno, gerente de everis.
“Los resultados de la encuesta ponen de
manifiesto que la diferencia en el interés por las ciencias de la computación
proviene de la influencia de los padres y madres sobre sus hijos y,
especialmente, sobre sus hijas, donde aparecen algunos estereotipos de género”,
retrata el informe. A pesar de estas afirmaciones, los expertos son prudentes.Digna Couso, doctora en Didáctica de las
Ciencias Experimentales de la UAB, ha matizado que no se trata de que las
familias no apoyen a sus hijas conscientemente, sino que hay una falta de
equidad en todos los contextos. “Está en el imaginario colectivo. Varios
estudios han comprobado que pensamos que las mujeres que han llegado a grandes
científicas es porque ‘se esfuerzan mucho’, en cambio ellos llegan ‘porque son
muy brillantes”, razona Couso.
Entre otras referencias, esta experta ha
explicado que las jóvenes tienen una percepción de sí mismas más baja para la
ciencia y la tecnología y que se ven influidas por los estereotipos, las expectativas y los roles. “A menudo se hacen la pregunta: ¿Y si
nadie me ve como una ingeniera?”, añade.
Desconocimiento
sobre las ciencias de la computación
Otro
de los aspectos que remarca este estudio es que en España hay un gran
desconocimiento acerca del significado y relevancia de las ciencias de la
computación. Solo el 0,4% de las familias y el 0,8% de los alumnos encuestados
tenía claro el contenido de esta materia, que está relacionada con la
programación, el diseño y creación de ordenadores y sistemas digitales. En esta
falta de información influye que hay escasos programas educativos que incluyen
esta materia, los de comunidades como Cataluña, Navarra y Madrid. Otras
regiones imparten cursos extraescolares sobre esta cuestión, pero no
incorporada en el currículo. Es decir, existe aún un gran desconocimiento sobre
el contenido y el impacto de estos contenidos.
La dotación de dispositivos es otro problema en España, según los expertos. El
profesor del Grupo de Sistemas y Comunicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos, Gregorio Robles, afirma que aunque el profesorado
quisiera empezar a enseñar programación, ahora no puede
hacerlo. "Por ejemplo, Scratch es un programa básico para
programar. La versión 2.0 está disponible online, pero muchos
centros no tienen buena conexión a Internet, por lo que se tendrían que
conformar con la primera, que es de hace cinco años", ha detallado
Robles.
En plano europeo, Reino Unido y Estonia
son quienes han demostrado una apuesta real por la innovación digital,
incluyendo la computación como materia fundamental en los currículos
educativos. La secretaria de Estado de Innovación ha abogado también por esta
materia: "Faltan personas capacitadas en algo que vemos que necesitamos a
manos llenas. La cuestión está clara, las ciencias de la computación no son una
opción, o pasamos por ahí o no vamos a ir a ningún sitio. No podemos perder
este último tren, esta última revolución".
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