Niños en forma con la milla diaria
Centenares
de colegios de varios países se suman a la iniciativa de una profesora escocesa
para combatir la obesidad infantil
Londres 24 MAY 2016 - 12:05 CEST
Elaine
Wyllie, profesora de primaria ya jubilada, pasó muchas horas mirando por las
ventanas de su aula de un colegio de Stirling, en Escocia. Así, sin saberlo,
fue dando forma a su idea. “Se veía un parque, y a mí me encantaba
contemplarlo”, explica. “A veces miraba a los alumnos en clase y me preguntaba
si no estarían mejor ahí fuera corriendo”.
Fue un
voluntario que trabajaba en aquel colegio St Ninians, cuando Wyllie era ya
directora, el que le abrió los ojos. “Estos niños están demasiado poco en
forma”, le dijo. Nada raro. Casi el 40% de los niños británicos de entre 11 y
15 años padece sobrepeso, y uno de cada diez ya es obeso antes de empezar el
colegio. Los niños ingleses en edad escolar, según un estudio reciente, están
en peor forma que nunca. Algo que los expertos atribuyen, principalmente, a la
vida sedentaria.
De
repente, un día de febrero de 2012, Wyllie decidió pasar a la acción. “Vamos
todos a la calle”, les dijo a sus alumnos. Les llevó al parque de al lado, el
que llevaba años mirando por las ventanas de la clase, y les propuso que lo
rodearan corriendo. “Una vuelta al parque era un cuarto de milla”, recuerda.
“Tenían 10 años y no logró completarlo ninguno, acabaron todos exhaustos”.
Exhaustos, pero divertidos. Al día siguiente
repitieron la prueba. Al otro también. “En un mes estaban transformados”,
asegura Wyllie. “Todos podían correr una milla [1,6 kilómetros], que era dar
cuatro vueltas al parque. Por eso lo llamamos la milla diaria''.
Para
Semana Santa ya se habían apuntado cinco clases más. Y en verano todo el
colegio hacía la milla diaria. “Se les anima a correr, pero pueden ir andando,
saltando… como quieran”, explica. “La clave es que les encanta. Tiene que ver
con todas las necesidades de los niños: el aire fresco, la libertad, la
diversión… Funciona porque sucede donde los niños están cada día, en el
colegio. No tienen que cambiarse de ropa, puede ser a cualquier hora. Todos
participan y todos ganan. No es deporte, es salud”.
Hoy más de 600 colegios en Escocia y otros 200 más en
Inglaterra y Gales practican la milla diaria. Los tres principales partidos
escoceses recogían la propuesta en sus programas para las elecciones regionales
del pasado 5 de mayo. “Nuestra ambición es que Escocia sea la primera nación de
la milla diaria”
Los
índices de sobrepeso en el colegio son hoy casi la mitad de la media escocesa.
La milla diaria ha mejorado la forma física de los niños, según los profesores,
pero también su comportamiento, su concentración y su rendimiento académico.
“Los niños satisfacen sus necesidades físicas, ejercen de niños, y luego se
portan mejor y se concentran más”, explica. Y todo ello, sin coste alguno.
Esa
información anecdótica va camino de convertirse en evidencia científica,
gracias a un estudio comparativo que está realizando la universidad de
Stirling, que medirá los beneficios “físicos, cognitivos y emocionales” de la
milla diaria. “Ninguna otra iniciativa en el mundo occidental ha funcionado
para reducir la obesidad infantil y esperamos que este estudio demuestre que la
milla diaria sí funciona”, confía.
Hoy
Elaine Wyllie está jubilada como profesora y se dedica a recorrer el mundo
tratando de dar a conocer su proyecto, con la ayuda de una fundación que
apadrinó su causa. La milla diaria se practica ya en colegios de Bélgica,
Polonia, Italia y Holanda. Cada semana se suman nuevos centros.
Ella, por
cierto, no es deportista. “¡En absoluto!”, asegura entre risas. Pero la milla
diaria, aclara, no tiene que ver con el deporte sino más bien con la niñez. “En
15 segundos recuerde un momento de juego feliz durante su niñez”, propone.
“¿Era en el exterior o en el interior? ¿Solo o con amigos? ¿Había adultos
dirigiendo? ¿Había implicado un complejo juguete manufacturado? Si responde lo
que creo que ha respondido, esa es para mí la definición de la niñez. Y todo
eso es la milla diaria”.
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